El auge de la inteligencia artificial (IA) generativa está transformando rápidamente diversas industrias, y la música no es una excepción. Un reciente informe de la firma APRA AMCOS, con sede en Sídney, destaca el profundo impacto que esta tecnología podría tener en los creadores de música.
Según el estudio, se estima que para el año 2028, el 23% de los ingresos de los compositores, autores de canciones y editoriales estarán «en riesgo debido a» la IA generativa. Este dato inquietante subraya el potencial de disrupción en la industria musical, pero también plantea interrogantes sobre las oportunidades que ofrece esta tecnología.
El informe, de casi 150 páginas, se basa en encuestas realizadas a 4,274 miembros de APRA AMCOS, que incluyen compositores y editoriales. Además, incorpora entrevistas con expertos y análisis de datos existentes sobre la distribución de ingresos en los mercados musicales de Australia y Nueva Zelanda. De acuerdo con los resultados del estudio, el impacto económico que podría generar la IA generativa en los ingresos musicales es significativo, estimándose en aproximadamente $152.97 millones solo en 2028. Entre 2024 y 2028, la cifra acumulada podría alcanzar los $349.82 millones.
Sin embargo, a pesar de estas proyecciones alarmantes, la IA generativa no solo está siendo vista como una amenaza. De hecho, un considerable número de profesionales de la música están adoptando activamente esta tecnología. El informe revela que el 38% de los encuestados ya utiliza la IA en su trabajo musical y en la creación de contenido en general. Aunque solo el 5% de los encuestados afirmó usar la IA de manera consistente, este porcentaje muestra un crecimiento en la aceptación y exploración de la inteligencia artificial en la industria.
Aún así, no todos los creadores de música están dispuestos a abrazar esta revolución tecnológica. El 27% de los encuestados afirmó que hasta ese momento había rechazado el uso de la IA en sus procesos creativos. Además, un 20% prefirió evitar por completo estas herramientas, manteniendo una postura cautelosa ante su potencial disruptivo.